En días donde toda la región se encuentra conmovida por la represión brutal que sufre el pueblo colombiano, al movilizarse contra la profunda desigualdad social que viven, la necesidad de reafirmar la Lucha contra la Violencia Institucional se hace aún más imprescindible.

El rol represivo de las fuerzas armadas se ha evidenciado durante la pandemia a nivel mundial, el poder otorgado para controlar el cumplimiento de las medidas de emergencia sanitaria se ha traducido en un aumento de la violencia estatal. Las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter, que conmovieron a Estados Unidos y se extendieron por todo el mundo, contra la violencia policial, exigiendo que se desfinancie a las fuerzas represivas, son una muestra de esto. La situación actual en Colombia, donde las fuerzas armadas han asesinado a 37 personas en las movilizaciones, es un ejemplo del rol represivo que tienen las mismas y que el aumento de su poder nunca puede ser la respuesta ante la crisis social.

El gatillo fácil, las muertes en lugares de detención, la represión a la población que se moviliza en Andalgalá contra la megaminería, son formas de violencia institucional que aún persisten en nuestro país. Sindicatos, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, centros de estudiantes, partidos políticos, tenemos la responsabilidad de nunca abandonar la lucha contra la violencia institucional, de exigir juicio y castigo en todos los casos como los de Santiago Maldonado y Facundo Castro, de levantar nuestra voz en defensa de los derechos humanos y gritar cada vez que sea necesario: Basta!