Escena 3: en el sindicato

La (tolerancia al progreso de la injusticia social) pasa por múltiples etapas intermedias. Cada una de ellas supone una construcción humana. En otras palabras, no remite a una lógica incoercible, sino a un encadenamiento que implica responsabilidades. O sea que este “proceso” puede ser interrumpido, controlado, contrarrestado o intervenido por decisiones humanas, que por supuesto implicarían también responsabilidades. La aceleración o el freno de este proceso dependen de nuestra voluntad y de nuestra libertad.

Christophe Dejours

La APSS recibe consultas de las afiliadas, que enuncian una afectación subjetiva muy similar a la de les trabajadores de la ANDIS-ex CNPA.

Les trabajadores de la salud como tales también vivenciamos la construcción de la política pública de manera inconsulta y unilateral. También estamos atravesando un desmantelamiento de la política pública, aunque con otras características, porque en nuestro sector se orienta a la creación de seguros de salud con una lógica mercantil que deja al subsistema público en un lugar residual.

Y como trabajadores sociales, el desmantelamiento de los sistemas de protección y de los programas sociales nos deja impotentes ante el sufrimiento de las personas que nos consultan, al no tener adonde derivar para el acceso a recursos o, como es el caso del CMO, al no tener respuestas certeras acerca de algo tan básico como el circuito institucional de acceso a un beneficio. Y nos involucran como testigos de la violencia institucional que supone tal negación de derechos.

Después de tomar contacto con les trabajadores de la Junta Interna ATE Pensiones no nos cabe la menor duda de que esta “falta de coordinación” que dio lugar a esta falta de circuitos no es un error. No proviene de la falta de experiencia en la gestión pública, como muchas veces escuchamos que se encaminan las críticas a les funcionaries macristas, cuyos déficits vendrían de pretender manejar la burocracia estatal como se maneja una empresa.

Estamos convencides de que es una estrategia intencional de desgaste y desmoralización de les ciudadanes y de les trabajadores para poder pasar el ajuste y las políticas de privatización impuestas desde los organismos financieros internacionales. Y en este sentido sostenemos que, para no pasar de ser testigos de la violencia institucional a ser parte de ese engranaje violento de negación de derechos, tenemos que tomar parte con acciones.

Por otra parte, el subsistema público de salud, si bien está regido por la lógica de derechos en su normativa y por tanto es el que mejor garantiza en nuestro país el derecho a la salud, está permeado en su “saber profesional” por el Modelo Médico Hegemónico. Esto tiene su correlato en la cultura organizacional, donde el desbalance de saberes legitimados en relación a la definición dominante de salud nos expone a las profesiones del campo de las ciencias sociales. Y ese desbalance se traduce en ocasiones en prácticas punitivas dentro de las organizaciones de salud, sostenidas en el avasallamiento de las incumbencias profesionales y de los principios éticos que rigen nuestra profesión.

De modo que les trabajadores sociales tenemos una doble vulnerabilidad en esta coyuntura: la propia de ser trabajadores y la propia de nuestra profesión en el campo de la salud.

¿Qué podemos hacer como colectivo?

¿Qué acciones podemos tomar les trabajadores sociales de salud en este contexto para no convertirnos en parte de este engranaje de violencia institucional, para defender los derechos históricamente conquistados por nuestra sociedad?

Como sindicato tenemos espacios de encuentro y reflexión (asamblea de afiliades, grupos de trabajo, secretarías, comisión directiva, cuerpo de delegades, cuerpo de congresales) donde podemos poner en juego nuestra creatividad para la planificación de acciones coordinadas como colectivo, que atraviesen la totalidad de los efectores en los que nos desempeñamos, y por qué no, que involucren la articulación con trabajadores de otras profesiones e incluso con otros actores institucionales.

Siguiendo a Dejours, la injusticia avanza gradualmente y entonces el desafío es no crear defensas psíquicas colectivas al sufrimiento que nos genera, permitiendo su avance. Para eso se hace necesario construir espacios que den un lugar legítimo al sufrimiento con que nos confronta nuestro trabajo y las injusticias sociales, pero trascendiendo la catarsis, que no nos saca del engranaje, para poder tomar acciones colectivas. Son estas últimas las que nos posicionan en el plano capaz de resistir y de modificar la realidad, porque asumen la existencia de proyectos societales que se contraponen, sostenidos por actores sociales que disputan… y son entonces, en última instancia, una creación humana.

La APSS está abierta y disponible a afiliades y no afiliades a trabajar este tema, que nos involucra no sólo como ciudadanes y como trabajadores, sino porque somos parte del no-circuito en tanto trabajadores sociales del sector salud.